Rozando el larguero

27 de marzo de 2016; domingo de resurrección. Debut en mi tierra en esta temporada, con critérium en el bulevar Felipe González de Dos Hermanas; pa que nos entendamos, una circuitada… o sea, carrera a lo Indiana Jones. Látigo va, látigo viene. Circuito de 1500mt. al que según reglamento había que dar 45 vueltas (WTF???) en mi categoría, pero que al tener que pasar de 3 a 5 mangas (puesto que la gente en semana santa no tiene otra cosa que hacer más que ir a correr) se redujeron a unas más que suficientes 20.

Me notaba ciertamente nervioso; por la tromba de agua que cayó yendo hacia Sevilla; por ese debut; volver a ver a mi brother que ya hacía tiempo; ver a mis antiguos compañeros del Scirocco y a otros tantos amigos de las carreras del sur; carrera andaluza, y de ranking… condicionantes que me mantenían con una tensión impropia de mí para afrontar una prueba. El haber besado el suelo en Bargas me hacía también estar mucho más atento, con las orejas “parriba” como un pastor alemán. Mas lo que con total certeza me mantenía a 2 metros sobre el suelo, era la presencia de mi mujer y mi niño, a los que sabía que no decepcionaría hiciera lo que hiciera, pero que me apetecía brindarles una buena actuación.

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Saludos y abrazos por doquier, la gente se alegraba de verme… y sobre todo de ver mi bici, la gran protagonista; pocos habían que no conocieran el momento robo y pocos fueron lo que no preguntaron acerca de su posterior recuperación. La verdad es que me siento muy querido allá donde voy, ¡todos me tratáis muy bien! ¡Grazie! Una de las personas a las que aprecio, habitual para mí en las carreras del sur y no estaba es Fco. Javier Cano; eché de menos verte y charlar un ratito.

Esta carrera me refrescaba grandes momentos vividos en 2015, pues fue la primera de tantas donde realicé un papel digno; recuerdo que desoí las instrucciones del dire, que me ordenó mantenerme a la expectativa junto a mi compañero Pedro para un futurible sprint, y que los teóricos menos rápidos estuvieran a los cortes… después de pocas vueltas comencé a moverme en cabeza de grupo saliendo como un resorte a los palos y trabajando bien toda la carrera; aunque eso me hizo ganarme un rapapolvo al terminar, pues no hice lo que se me pidió.

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Para este año, con mis nuevos colores y no tener compañeros de equipo por los que estar velando, tenía la estrategia meridianamente clara… “Manué, hoy no te tiene que dar el aire en la cara en ningún momento”, me dije. Sí coño, aún tengo en mi cabeza primordialmente ACABAR, y para ello hay que guardar; lo que luego uno pueda conseguir viene por añadidura. Es lo que tenemos los chepas, que los momentos de gloria tienen que ser muy relevantes, para saborearlos mejor. Además, la semana ciclista había comenzado con una ruta a la que fui invitado, de 175kms; con mis amigos Eugenio Moreno y Óscar Mañez, así como otros tantos más, aderezada con varios puertos, acumulando +3700mt. por la sierra gaditano-malagueña el jueves santo (vaya estación de penitencia compadre…). Y la guinda fue la salida de “activación” del día anterior… 105 kms. con mi familia ACG y el gran Alejandro Ortega. Vamos, que llegué a la carrera creyendo que iba con lo puesto.

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Tras disfrutar de las primeras mangas viendo como mi niño, sin aún cumplir los 3 años, se lo pasaba en grande viendo “las carreras de bicis, papi”, y con un calentamiento con mi bro, me fui para la salida a ver qué tal se daba eso. Parrilla de salida de los últimos… vaya tela; sin embargo una vez allí, una sensación de tranquilidad me invadió. La misma sensación que tenía cuando iba a los exámenes de la facultad, muchos nervios previos pero una vez que llegaba la hoja de examen, tranquilidad al leer las preguntas. Eso me proporcionó un cosquilleo satisfactorio… “esto empieza bien, Balín”.

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Estrategia llevada al milímetro, yendo las primeras vueltas de las 20 totales en la mitad del grupo, incluso más retrasado. Sin pasar apuros. Una vez completamos la tercera vuelta, tenía meridianamente claro que si no sucedía nada extraño, terminaría la carrera sin mayor problema, lo que me dio aún más confianza. Fueron sucediéndose las vueltas e intentaba gastar lo menos posible, siempre cubierto, desarrollo cómodo, sin florituras ni subir/bajar vanamente del grupo. Cierto es que si se hubiera cuajado una escapada, no habría reaccionado, pues iba a refugio del paquete; conforme cruzamos el ecuador de la carrera, comencé a ser consciente del gasto ingente de fuerzas que estaba haciendo mucha gente. Había algunos compañeros que iban paulatinamente perdiendo posiciones, quedando relegados a zonas traseras y a los que veía apretar los dientes para simplemente mantenerse en el grupo en cada látigo… no quiero pecar de sobrado ni mucho menos, simplemente yo no gasté lo que ellos, que estuvieron dando la cara toda la carrera mientras yo iba resguardado, pero ciertamente, iba de verdad cómodo. La pena fue ver como mi brother, que estaba haciendo una magistral carrera en cabeza siempre, se veía relegado a abandonar por avería mecánica; aunque un compañero de su nuevo equipo de Lora del Río (buenas gentes!!!) le prestó su maquinón para intentar acabar, no pudo finalmente. Dejamos esta instantanea para que se vea la pose… aunque el culote es un poco globertroter… jajajajajajaja.

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Al paso por la vuelta 15, comencé casi sin querer a tomar posiciones de la primera mitad del grupo y aquí ya me dije que había que ir tirando filetes a la candela… bueno, poniendo la carne en el asador. Ya alguna que otra vez tomé la cabeza del grupo o salía a alguna arrancada delantera, pero las sensaciones no eran quizás las más halagüeñas. No me cuadraba, al haber estado toda la carrera sin moverme; pero ciertamente e intentando buscar una lógica a ello, las barbaridades asumidas por mis patas entre el jueves y el sábado, sumadas al entrenamiento específico podrían tener algo que ver en esas sensaciones; lo del entrenamiento específico lo comento ya que a la altura de la temporada que nos encontramos, la zona 5 de potencia, la adecuada para este tipo de carreras, aún no se ha tocado en demasía; además, el realizar los entrenamientos en posición grimpeur para favorecer mi mejora escaladora entiendo que quizá se perjudique un poco esa zona 5… no voy ahora a querer ser el Eddy Merckx de los máster.

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Total que nos encontramos en la última vuelta; paso por contrameta… unos 4 ó 5 compañeros cogen unos breves metros de ventaja y hete aquí que me encuentro en cabeza del grupo tras la rueda de Fernando Yélamo del Marbella Bike (a la postre ganador de la carrera), que a su vez iba tras Jesús Benjumea (finalmente 2º clasificado), de Polsando; dos patas negras que andan lo indecible. Tras de mí, un elenco de súper clases… la cosa pintaba bien. Pues arrancón espectacular de Jesús para cazar a ese mínimo corte y salida fulgurante de Fernando tras él; lo veo, lo huelo, lo siento… ESA ES, OSTIA!!!! Cargo dos coronas rápidamente e intento seguir la rueda de Fernando. Imposible, esa no es mi liga; consigo despegarme un pelín del grueso de grupo pero soy absorbido presto, mis piernas no dan para tanto. Lo bueno es que de los que iban tras de mí, solo unos pocos guardaban fuerzas para rematar, quedándome en una posición puntera. Salida de la última curva a rueda de Jose Miguel Andrades, del Serman, al que le aguanto la embestida al sprint pero no consigo superar, finalizando en un más que meritorio 11º puesto. Todo ello viendo a Fernando y Jesús como completaban la prueba en las dos primeras posiciones respectivamente (cagon10… XD).

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Antes que lo olvide agradecer a Pepe Fireman Sevilla, el equipo American’s Game de Jerez y a Rocío Manzano de Sevilla Sports, sus magníficas fotos. Y por mi parte, pues que puedo decir, más que satisfecho, más que contento. Que a estas alturas de la temporada ya haya conseguido rozar el top ten es muy buen premio. Además, esta vez sí que he tenido la sensación que de haber tenido un hilito más de fuerzas, habría acabado dentro del podio. Y me llevé el mejor trofeo que alguien pueda tener, el reconocimiento de todos; y sobremanera de mi mujer y mi niño, que me dieron un abrazaco que vale más que todas las chapas del mundo.

El León de Carranque

¡Vaaaaaaamos Maaaaaaanu!… No creo que pueda nunca olvidar esa frase, esa forma de pronunciarla tan particular, ese cálido timbre de voz; sí, con la rudeza propia del hombre castellano, pero sin más, derrochando bondad. Esa forma de ser tuya que hizo que el domingo 20 de marzo estuviéramos dándote ese pequeño homenaje todos aquellos que compartimos tu pasión. Fue imposible para mí contener unas lágrimas al verte por última vez, aunque también sé que no será nada en comparación a las sonrisas que me quedan por tu recuerdo imborrable.

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Amigo, te voy a escribir unas palabrejas de las mías; ojala en el lugar donde estés puedas saber lo mucho que te queremos. El aprecio que te sentimos no cabe en toda La Sagra, tus dominios. Me va a costar no ir a buscarte, como siempre hago, en todas las carreras; se me va a hacer extremadamente raro, ya que es uno de mis pasos fijos en el ritual previo a las salidas. El destino quizás quiso que tuviéramos un poco más rato de vernos y conversar que en las anteriores ocasiones, compartiendo cajón en la zona de salida de Bargas, tu última prueba terrenal; donde como siempre me animabas diciendo lo que había progresado estos años tras comentar socarronamente que “yo no estaba con Javi, que esa no era la ropa”. Luego nos volvimos a ver por última vez una vez habíamos terminado la prueba, con suerte dispar, donde se me sobrecogió el corazón al verte tan mareado. Quien me iba a decir que era la última ocasión…

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Siempre fuiste muy bueno conmigo, aunque la verdad, eso no es una novedad; por lo que te conozco, eres bueno con todos. Un maestro para todos los que nos hemos acercado a ti alguna vez como novatos. Recuerdo una de estas veces en la churrería de Torrejón, donde con mi incultura ciclista quería ir de largo aún con gran calor ambiental y me aconsejaste que no lo hiciera, “eso no te va a valer para afinar Manu, hazme caso”. Un largo etcétera de consejos que ahora más que nunca brotan de mi pensamiento en el momento que tu imagen aparece en mi recuerdo momentáneo.

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Recuerdo aquel día atacando en la subida del cerro batallones, saliendo a tu rueda y pudiendo superarte arriba; ese día el míster vio en mí cierta capacidad para los pedales y tú no hacías otra cosa que endulzarme aún más aquella sensación efímera de poderío. O aquel día que incluso me enfadé contigo pues viniendo de Toledo por la autovía a 1000, soltaste un latigazo que incluso te hizo salir levemente del arcén. Como no recordar también aquel entreno hacia Toledo en el que Galán, Javato, tú y yo nos marcamos un 34 de media, a ritmo, de base… esas cosas que tanto nos gustan y que nos refuerzan la moral dentro de lo chepas que somos. Esos cafés, esas anécdotas de las carreras, cruzarnos en la glorieta de Griñón para incorporarte a la grupeta, el “vamos Manu” al cruzarte conmigo en el pelotón a toda velocidad,…

Manuel Alcaide Rodríguez 20160328_190927

Recuerdos que se agolpan ahora que nos has dicho hasta luego, demasiado pronto. Estoy seguro que donde hayas llegado, seguirás con tu extrema positividad, lo bueno que eres y buscarás una grupeta en condiciones hasta que el día de mañana nos volvamos a encontrar todos. Y Antonio, échale un ojo a Javi de vez en cuando, no dejes que se ahogue por la pena de tu marcha y que no de pedales; sé que no te molaría nada.

Javi López STM 20160328_193110

Bueno amigo, como dice Galán, nuestro puzzle se ha quedado con una pieza de menos al irte; nunca te olvidaré León de Carranque, es un honor ser amigo tuyo. Y que sepas que si alguna vez en mi vida lograra subir a un podio a recoger un premio, un trozo es para ti, pues has sido partícipe de ello.

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Hasta siempre amigo.

Mi némesis

Si hubiera escrito esta entrada al bajarme de la bici el pasado domingo en Bargas, me acordaría de gran parte del santoral, de aquella profesional de vida alegre y moral distraída que tanto mentamos, o en la mamá de esta… para soltar sobre ellos una cantidad de mierda ingente.

Y es que, como me dijo el gran compañero de grupeta trasera, Ignacio FoPe (gracias por esos relevacos), Bargas se ha convertido en mi némesis, en mi bestia negra; esta “dichosa” carrera no me permite que la acabe… el primer año, evidentemente, aquella bola de billar nº11 parecida a mí, montada a lomos de la CkT (no sé cómo coño no flexó inexorablemente) fue incapaz de dar una miserable vuelta en el paquete. En el repecho, aun batiendo todas mis marcas, explosioné y acabé relegado a la penuria el resto de vuelta; y una segunda más de adorno con algunos compañeros quedados, ilusos de nosotros, con ánimos de volver a enganchar al grupo.

El año pasado, ya más entonado, con un peso mejorado y nuevas prestaciones “watieras”, sufrí una de las pocas ocasiones en las que mis propios consejos respecto a ratonerismo y colocación no los cumplí. Hizo un día de perros con lluvia y un ventarrón del este maquiavélico; aunque la verdad, a mí me pareció un viento delicioso en la subida, pues se subió a un tran tran mágico que me permitió rodar en el grupo con una solvencia que poco había experimentado… pero llegó el callejeo por el pueblo, salí fatalmente colocado (craso error) y entre la lluvia y lo encunetados que fuimos, no me percaté que se había cortado el pelotón quedándome en un segundo grupo. Sí, es cierto, conseguí volver a enlazar (algo puramente milagroso), pero casi llegando de nuevo a la subida y muriendo en el condenado repecho, que esa vez ya se subió con más brío; una vez ya ahí, completé la última vuelta solo, cogiéndome un grupo trasero casi entrando en meta a la que llegamos fuera de control.

Y llegó 2016; que ganas te tengo cabrona, pensaba. Esta ocasión, aunque aún no estoy afinado como debiera, me hallo en menor peso que el pasado año; e incluso con más watios. Y a tenor de los visto en entrenamientos y en las subidas del pasado memorial Gumer, con una mejoría considerable cuando la gravedad entra en escena. Solo podía imaginarme cosas positivas, pero claro, hay otros factores que no se deben obviar. Tras el banderazo de salida, tenía las patas como dos bloques de hormigón, más duras que la rodilla de una cabra; no iba bien colocado y al entrar en Camarenilla (km.10) no tendría a más de 15 tíos por detrás, viendo la cabeza del paquete bastante alejada. Se me encendió la bombilla, porque tras Camarenilla viene un repechillo de casi 1km. que te puede dejar fuera de combate rápidamente, así que me pegué un calentón (P1 a 426w) y fui escalando posiciones mientras veía a gente abrirse y explotar.

A partir de ese mínimo momento de tensión, parece que se giró la llave del contacto y se arrancó el motor; empezó a carburar todo correctamente y llegó la subida, el PM; Eolo se habría levantado con buena cara, pues el viento entraba no muy fuerte del este / noreste; pero claro, los que iban comandando el paquete notarían cierta molestia facial; no se subió despacio ni mucho menos, pero tampoco fue un ritmo matador en lo que a mis prestaciones se refiere. Evidentemente, hubo gente que lo pasaría silbando, otros que se cagarían fieramente en todo lo que les rodeaba y otros cuyas funciones vitales se verían mermadas y demasiado hacían con tenerse en pie… vamos, como un servidor hace muy poquito. En ese momento era plenamente consciente de que la carrera la podría terminar. Y no solo eso; de hecho, el detalle que tuve fue refrenarme las ganas de empezar a meterme en fregaos, porque en ese momento arrestos y fuerza no me faltaban. Pero había que echar el freno macareno para no desperdiciar esa fortaleza que quizás necesitaría para algo más serio al final de carrera.

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Me dije a mí mismo que debía esperar a la tercera vuelta para intentar atacar y/o buscar cortes para ver si salía algo bonito. Lo que no pensaba ni por asomo, era lo que acontecería un poco más tarde.

Soy de la partida de que los momentos de “parón” en el grupo, si vas a comer o saludar a alguien, debes perder algunas posiciones para situarte en esa zona donde la distancia entre ciclistas es mayor. De hecho, así lo hice para engullir mi barrita sabor yogur y saludar a un amigo de los que solo ves en carreras (un placer haber conversado contigo Jesús); tras esto, miradas de complicidad con Mance, que pasaba por allí, y presto a tomar la rueda de mi compañero Manu Pérez, que iba ascendiendo por el lateral derecho del gran grupo tras mi otro compañero Miguel de la Fuente. Una vez llegados a una posición puntera, me metí al calor del grupo y aquí que me veo a un par de compañeros jugueteando entre ellos, medio sueltos de manos (WTF?), donde las distancias entre nosotros son mucho menores y los roces son constantes. Antes de que pusiera ser consciente, bandazo a derechas y estos dos se comen el uno al otro (o no pueden frenar por el de delante, que sé yo; así lo vi desde mi posición en fracción de segundo) y se van al suelo; por mucho que hubiera querido, era insalvable para mí. Aún no he instalado en la parte superior de manillar el botón de TURBO BOOST (sí, ese que apretaba “maiquelnai” para que el coche fantástico saltara obstaculos como los caballos de competición), así que el resto ya se sabe; se comen los de delante, zapatas de freno comidas, me como yo al de delante, me comen desde atrás… tanta gastronomía al final me llevó al suelo (putamadre…). Mi primera caída en competición desde que retomé.

Me rehice rápido, pero se había salido la rueda de delante del alojamiento, por lo que ya le dije a aquel anónimo asistente en carrera (¡¡¡¡Gracias!!!!) que no se molestara, que “es pa na”. Luego en grupeta a relevitos hasta llegar a Bargas, donde tuve un momento de locura transitoria queriendo hacer la tercera vuelta… ¿pa qué? Y ya me quedé allí para ver la meta; y comprobar como mis compañeros acababan la carrera decentemente. Y mis TFC’s, que acabaron la mayoría, con dos cojones también.

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Lo importante, ya a toro pasado, es que no tengo nada más que un par de rasguños y la bici está bien, exceptuando una pequeña delaminación en la llanta delantera (nada que VELOZER no pueda curar). Jodido quedé porque tenía grandes sensaciones, pero nada, habrá que seguir intentándolo el año que viene.

La próxima, Dos Hermanas; ¡esperemos hacerlo bien!

La previa… BARGAS!

Quiero aclarar al lector (hola, lector… ¿estás ahí? ¿hay alguien? Ecoooooo…) que para seguir dando rienda suelta, cual caballo desbocado, a mi paupérrima capacidad escritora, he decidido crear una serie de entradas (que me temo no serán escuetas…) sobre lo que un servidor recuerda de las peculiaridades y particularidades de cada carrera a disputar. Por mi ansia mayúscula, me gusta estar enterado del calendario y sus variaciones constantes, recorridos, puntos de interés de la prueba, etc. Además, habrá que aportarle el propio punto de vista de lo vivido, para darle así un regustillo a sufrimiento.

Pos vamos al lío; el próximo domingo se celebrará el XXXVII Trofeo Santisimo Cristo de la Sala en Bargas (Toledo), una prueba con gran solera a tenor de lo deducible en el número romano (equis equis equis, uve, palito palito… tela!). Carrera destinada a las categorías máster 30, máster 40 y élite; como apreciación, veo un gran acierto la inclusión en la mayoría de pruebas de sub23 y élites, pues ellos son el futuro del ciclismo, ese que tanto nos gusta ver en el sofá además de practicar. Ahora, además de su calendario propio, verán aumentadas sus posibilidades de competir viniendo a nuestras carreras si así lo estiman; he escuchado en boca de algunos la escasa oferta de pruebas. Y también se palia la casuística de los senior, esos “máster” de menos de 30 años.

Bargas consta de un circuito de 31 kms. (+300mt) al que hay que darle 3 vueltas; en la última vuelta se hace una pequeña modificación para entrar por la zona oeste del pueblo, y lo que se baja en las vueltas generales, se sube convirtiéndose en recta de meta.

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Los primeros 20 kms. son eminentemente favorables (+100mt. -200mt.), comenzando con una zona de ligera bajada con un par de rotondas incrustadas al principio; luego, tras pasar junto al el cruce de la carretera de la Sagra (sin abandonar la CM-4003, por la que vamos) giramos levemente a izquierdas pasando sobre el río Guadarrama; tras el río hay un leve repechito que no llega a 1km, y sigue el falso llano hasta que se gira a izquierdas, con una curva muy antipática, a una carreterilla (CM-4003a) para acceder a Camarenilla. Tras cruzar el pueblo, tortuoso como todos, hay un leve terreno ascendente (1km al 2%) y seguimos tendiendo hacia abajo hasta cruzar Villamiel, tras cuyo callejeo hay otro repechito de 300mt al 3% y volvemos a tener terreno favorable hasta el inicio de la subida. Quiero constatar que cuando hablo de repechitos, quizás alguien opine que eso no tiene entidad para llamarse así, pero cuando eres un chepa y tienes que subir ese “algo” a 50km/h. persiguiendo, te destroza las patas y serías capaz de llamarlo “puertaco” en ese instante.

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Después de este terreno “favorable”, viene la subida, que consta de 4,2kms. al 2,7% (máx. 7%). Realmente no tiene porcentajes duros, pero es un tramo largo y estira mucho al personal pues alberga una bajadita de 200-300 mt. tras los primeros 1,5kms, además de las amadas rotondas, que salpican su inicio; esta subida se puede llegar a alargar hasta la propia entrada al pueblo mediante repechos sube-baja que te hacen polvo, llegando ese tramo completo a rozar los 9kms. Es la típica orografía donde podemos emplear el famoso dicho “no me dan miedo las balas, sino su velocidad”.

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Como colofón, esa modificación del rush final; entrando al pueblo a meta por una recta de 400mt. (con sus correspondientes resaltos, al estar ya en población) al 6%, acentuándose en la parte final para tener aún más mordiente.

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Para mí resultan claves varios puntos en esta carrera:

  1. Situación en la neutralizada: no te quedes de los últimos, es una de las primeras carreras de la temporada y al estado de forma insuficiente de algunos, se une la inexperiencia de otros, por no hablar de la participación masiva; algo que te puede mandar al palco de salida.
  2. Salida de pueblo: una cosa lleva a la otra, al respecto de la neutralizada y, posteriormente, el complicado paso por el pueblo en segunda y tercera vueltas. Al abandonar el pueblo por lo que será la meta, el pelotón se estira condenadamente, favoreciendo el corte las rotondas que hay iniciando ese tramo de unos 5 kms.
  3. Climatología: Mucho ojo a esto; el año pasado la lluvia, pero sobre todo el viento, jugaron papeles de importancia en el transcurrir de la carrera. Esta zona suele tener viendo de este u oeste; en ambos casos a la salida del pueblo entraría de costado, lo que convertiría el arcén en un lugar repleto de ciclistas, con sus explosiones. Yo me corté el año pasado al inicio de la segunda vuelta y fui de los afortunados que consiguió reentrar al grupo, pero es zona que sesga al pelotón y lo selecciona.
  4. Subida: Lo mejor que puede pasar es que venga viento del este, pues daría de cara (como el año pasado) y el ritmo sería más soportable; aún así se puede poner la cosa muy fea si se estira en el tramo de bajada tras la rotonda y se va con las justas; más vale llevar una posición medianamente aceptable para no pasar apuros.
  5. Ratoneo puebleril: En este orden, Camarenilla, Villamiel y Bargas tienen su miga a la hora de cruzarlos; si se va rápido hay que tener mucho ojo en las curvas y no abusar de freno. Una mala colocación por perder posiciones puede hacer sufrir mucho a la salida de los pueblos, con los picotacillos de Camarenilla y Villamiel, y la bajada elástica de Bargas.

En lo que a mis actuaciones respecta, en 2014, siendo un “baby” en esto del máster pro tour, exploté directamente en la primera subida y me pegué la segunda vuelta de persecución en grupetilla; para acumular kms. y el año pasado, mucho mejor preparado, me jugó una mala pasada la colocación a la salida del pueblo y cuando se estiró y encunetó la cosa se hizo corte, remando para enganchar; algo que conseguimos, pero que luego me pasó factura en la subida de la segunda vuelta. Finalmente hice la tercera vuelta solito, cogiéndome una grupeta justo entrando en meta, ya fuera de control. A ver si este año hay cojones y la termino.

Ciao!

SERIES… ¿Pa qué?

La potencia… aaaayyyyy jomío, ¿qué iba a hacer el que suscribe sin el cacharrín que sirve de enlace a mi plato de 53 (el de 39 generalmente está de adorno) con la biela? Y menos aún, sin el garmin para interpretar esas señales que lanza el power2max a cada pistonazo. De hecho, hay veces que no lo he tenido por olvidármelo, lo reventé en una caída o hubo que mandarlo a reparar al SAT (gracias Félix por prestarme el tuyo); y va uno totalmente ciego, sin conocimiento de la vida ciclista; si no hay un “185w”, por ejemplo, marcado en pantalla, parece que no sabe uno ni como pedalear.

Y es que ya lo dijo Carl Lewis en los anuncios de neumáticos, “la potencia sin control, no sirve de nada”. Esto me lleva a aconsejar a la parroquia que ya esté convencida en adquirir un poten, que aparte de los trastos propiamente dichos, es necesario de alguien que conozca de que va el tinglado; una persona que posea las suficientes capacidades para poder poner un plan de entrenamiento especializado y personalizado, y que haga mejorar las cualidades que uno teóricamente albergue. Y ojo, digo aconsejo porque hay quienes son unos eruditos autodidactas que leyendo un par de tutoriales, se convierten automáticamente en parientes cosanguineos de Coogan y Allen (al mismo tiempo); pero yo soy un vago, tosco, o cualquier calificativo que arrime a pensar que demando de alguien que me proporcione el plan que necesito. Esto no me limita a ser un curioso y procurar entender los procesos fisiológicos, la nomenclatura y jerga propia del entrenamiento por potencia; de hecho, una charla con los “místers” y gente docta en la cuestión puede ser la mar de enriquecedora. Y por eso he decidido hablar de las series, esas que cuando las comentas nadie hace,… porque nunca monta, solo un ratito al mes… y luego están ganando carreras; genética que tienen algunos (o también denominado “más cuento que calleja”).

Para mí las series son una pura agonía, pero la clave para estar donde estoy fisiológicamente; hay un cóctel muy mono de series adaptadas a cada momento de la temporada; el caminar por las lindes de cada zona de power en tiempo, watios y recuperaciones, hacen mejorar o mantener una u otra cualidad. Estas son algunas (las más representativas) de las que me ha tocado vivir / sufrir / disfrutar:

  • IEM (intervalos de esfuerzo mantenido): 2 ó 3 bloques de 15’-20’. Todo ello a una potencia cercana al FTP (umbral funcional del potencia; lo que eres capaz de mover en 1 hora con unas condiciones ideales… vamos, nunca). Después de esto, notaba como podía ir rodando fuerte con mejor respiración y el pulso más contenido; o sea, a misma sensación de esfuerzo, cada vez podía mantener una velocidad mayor.IEM
  • ITM (intervalos de tensión muscular): series de 7-9 minutos con una cadencia muy baja (sobre 70rpm) a una potencia constante no precisamente baja, lo que me obligaba a ir con el 53-11 casi todo el rato; iba notando un picor acojonante de cuádriceps. Tras estas series notaba una mejoría generalmente en subida (voy a tener que hacer más de estas…)ITM
  • R2ph: lo primero de este entreno es una ostia de 30” que te deja boqueando como un pescado al sacarlo del agua, lo que los pijos llaman déficit de oxígeno; luego se hacen a potencias medias un escalón de varios minutos descendentes, excepto el último que vuelve a subir ligeramente. Quema una barbaridad y es bueno en la base.r2ph
  • BILLATS: bloques de 6 minutos, 3’ muy fuertes (al 100% de lo máximo que ha movido en 6’, el p6… o sea, jadeando) y 3’ soltando (a la mitad del bloque fuerte); se hacen varios bloques (4, 5, 6, …) que van variando con el paso de las semanas y/o se varía la carga del bloque fuerte; o se acortan las recuperaciones. Este entreno va mejorando esos esfuerzos “cortos”, lo que se suele llamar vo2max.billat
  • HOP: la hora del dolor; durante 60’ hay que mantener una potencia unos 15w-20w por debajo del FTP, lo que es bastante jodido. Pero más jodido se vuelve con un sprint (contenido) de unos 12” cada 2 ó 3 minutos. La media de watios de la hora queda muy mona, la velocidad media del intervalo, si no te pilla aire puede ser de 37-39 por hora y el dolor de patas que se queda… no te digo na! Te hace estar en la pomada en intervalos largos a rangos fuertes.HOP
  • SS o LT: Bloque de ritmo alto y contante, jodido pero mantenible; el Sweet Spot es a 70’ y el Lactate Threshold es a 50’. Incrementa gradualmente los watios a mantener por semana y se va viendo como el pulso va siendo constante a mayor potencia. Esa es la adaptación.SS
  • Microburst: El mejor entreno que he probado relativo a las carreras; es una mezcla de varios tipos. Primero va un bloque de 10’ con 30” sprint + 30” soltando, recuperas 5’ a una potencia medianamente alta y otro bloque de 10’ como el de antes pero 15” / 15”(vamos, 20 arreones), “recuperas” 10’ y el último bloque de 20’ similar a un HOP, o sea, a una potencia de ritmo bueno y cada dos minutos… crack! Sprint de 10”/12” a todo lo que des. Terminas destrozado, pero luego se nota en las carreras un montón.Microbust
  • Tabatas: Basado en los entrenamientos HIIT; bloques de 4’ que en mi caso eran de 20” a fuego / 20” soltando y las recuperaciones entre bloques de 4’. Aunque parezca que te hacen mejorar las zonas 5, 6 (las de esfuerzos cortos y muy cortos), realmente lo que provoca es una mejora del FTP muy rápida.tabatas
  • PF: o Peak & Feed; son bloques escalonados de 12’, primero 2’ fuertes (un poco por debajo de los mejores 5’), luego 4’ bajando la intensidad pero aún por encima del umbral y unos últimos 6’ algo por debajo del umbral… pero con lo que llevas de antes, te cuesta más que al principio. Asemeja al esfuerzo que hay que hacer para saltar del paquete y mantener la escapada.PF
  • OU: Over-Under, o sea, un bloque de 9-10 minutos en el que haces unos minutos algo por encima de umbral y otros tantos algo por debajo de umbral. Se prepara al cuerpo para mejorar reciclando lactato y así cuando vas en plan serrucho de intensidad, mejora la recuperación.    ou
  • 30’s: Hay otro entreno que se llama así en la base (y 15’s), que no tienen nada que ver con esto. Es otro serrucho, un bloque de 9’ repitiendo 30” al ritmo de Best5’ y 15” soltando (ej. 30” 330w + 15” 140w), recuperas solo 3’ y otro… así 3 bloques, que se hacen agónicos y mejoran las zonas más altas de potencia y las recuperaciones. Me salieron unos registros de 20 minutos bastante majos.30s

Después de estos tipos, hay mil millones de recetas que se pueden hacer variando formas, tiempos, recuperaciones, intensidades… por eso, en mi opinión, lo suyo es que alguien que sepa de verdad manejar el tema potencia, y que sepa adaptar el entrenamiento a las necesidades de uno (y no al revés) planifique tus entrenos.

Y sí, señores, YO SÍ ENTRENO. Luego andaré lo que sea, pero no me escuchareis decir eso tan típico ciclista de “no, si solo he podido salir dos días en el mes y a rodar suave… no, no, no, si yo nunca hago series…”; seguiré con los entrenamientos que me marque CICLOCIENCIA como diría Buzz Light Year, hasta el infinito y más allá.

Cheers.