My Bro, mate.

Hoy me gustaría echar unas letras a mi “brother”, como nos llamamos cariñosamente. Nos encontramos sobre nuestras monturas años ha, más concretamente unos 22; más de la mitad de nuestras vidas.

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Corría el año 1993, mi primer año de juvenil; mi segunda temporada con el club ciclista San Fernando con patrocinio de seguros GAN… sí sí, ese mismo patrocinador que tenía el equipo pro de Greg Lemond. Para mí era como sacar pechopalomo al tener el mismo logo que un equipo que corría el Tour. La temporada en general como casi todas las que tuve de joven; aquella prueba finalizada en pelotón, era motivo de descorchar champagne y estar dos semanas contando la anécdota. Aunque lo habitual era ver las paredes de la furgoneta de turno con una escobita bajo su parabrisas…

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Ese año llegaron al club varios chicos, entre ellos Óscar Jiménez Gutiérrez, “el Ojka”. Con su hierraco de BH Top Line que tantas charlas de risas nos provocó. Ese año no quiso competir, se reservaba para el año siguiente habida cuenta de una preparación algo más extensa antes de adosar dorsales en su maillot. E hizo bien, al año siguiente con el increíblemente magnifico Cocina Hogar “los butanitos”, completó una gran temporada llena de descuelgues, fueras de control, coches-escoba… vamos, igual que un servidor. Eso sí, algún momento mítico tuvimos, ¿eh brother?. Cuando nos pusimos todos a “tirar” del pelotón bajando para Vejer en la carrera de Chiclana a -3 por hora y los demás mirándonos como el emoji de ojos como platos del wassap… o aquella carrera en tu futuro hogar, similar a la que hoy hacemos como ruta de la campiña, en la que tras descolgarnos en los repechos del Coronil, volvimos a enganchar llegando a Dos Hermanas y terminamos en el paquete…

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Pero lo mejor sin discusión fueron todos esos viajes y entrenos, cargados de anécdotas que ahora se agolpan en mi cabeza; un torrente de momentos en los que, sobre todo, junto al Periko y el malogrado Pepe, llorábamos de risa por cualquier situación. Como no acordarnos de aquel viaje a Osuna en el que íbamos en el coche del Periko y su padre paró en medio de la autopista a preguntar a un lugareño cómo llegar a Lebrija… ¿Lebrija? ¿no íbamos a Osuna?, así como ir a 80-90 por la autopista y a 130 por las comarcales llenas de boquetes y baches… y los “cigarrones” en lugar de las chicharras. O ese viaje en el citroen de tu padre a Bollullos, donde según él íbamos  “lo meno lo meno a ssssssiennnnnto ssssssesennnnnnta” y acto seguido nos adelantó una “paquetera” cargada de garrulos. O cuando le pedimos un MIKO al de la heladería móvil… tantas y tantas que esto sería un no parar.

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Luego te fuiste al equipo de Sanlúcar, yo lo dejé y nos quedó el contacto de los colegas (la peña Galvín, los partidos de España, las pipas enfrente de Tercios de Flandes…); hasta que fuimos tomando caminos diferentes y dejamos de vernos por un tiempo. Hubo un momento para mí de mucha emoción entre ese impasse que ya no teníamos contacto; tu boda en Ubrique, donde disfruté como un enano (no por la altura) y me quedo con un momentazo: los colegas que hicimos corrillo bailando como los viejos tiempos el “smack my bitch up”.

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Luego el paso de los años nos hizo tener un contacto muy muy esporádico, pero estaba claro que nos teníamos que volver a encontrar. Retomaste la bici algo antes que yo, pero fue marcado a fuego aquel primer día de vacaciones en agosto de 2013 cuando por fin coincidimos sobre la bici, después de haber estado ya con algunas charletas previas. Y en 2014, fuiste un gran apoyo en las carreras que corrí en Andalucía, cuando intentaba volver a ser ciclista; entiendo que viceversa también. Gracias a ti pude recalar en el Scirocco Bike – Calderón el pasado año, donde tras muchísimo tiempo compartimos equipo y pude disfrutar / sufrir con todo lo que vivimos. Y este año, ya en equipos diferentes, deseando estoy de vernos otra vez y echar un ratito juntos. Y ten por seguro que independientemente de la ropa que lleve, si lo tengo que dar todo para ayudarte, lo voy a hacer… sea en la bici o fuera de ella.

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Hemos comprendido, poco antes de acceder a la magnífica categoría de MAduritos 40, que la amistad no la hace siempre el estar pegado el uno al otro en todo momento; cada cual en su casa, su población, pero ahí estamos, como hace 22 años. Cada vez que he tenido un momento chungaleta, ahí has estado para darme tu apoyo y animarme; y como te dije en el post de hace unos días en Face, ni te imaginas lo que me reconstituye la fuerza que me mandas.

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Sé que tu momento ciclista está por llegar, tienes clase a raudales, aun con lo poco que le puedes dedicar al entreno; muchos quisieran andar lo que tú, teniendo el trabajo que tienes, tan jodido a nivel horarios y viajes. Y aun es más valorable que casi todo lo tengas que hacer en el rulo, recabando ratitos en los que dejar de estar mínimamente con esos tres soles brillantes que tienes por hijos y la pedazo de mujer que te acompaña, que se merece un monumento. Me quedo con una frase de Martina después de haber estado juntos este pasado verano en la terracita de la plaza de la Iglesia Mayor de la Isla, poniéndonos “púos” a raciones… “no sabes lo que me alegro de que volvamos a ver a Óscar y Lilian”, eso lo resume todo.

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Cuando tu momento llegue, que va a llegar, estoy seguro, espero estar cerca de ti para poder reir / llorar contigo y darnos un abrazaco, recordando a la vez tantos ratos de coche escoba y otras penurias.

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Aunque sea un poco cursilón, te quiero una jartá bro. Te veo el finde.

Continúa la racha… negativa

Parece que me instauro en la zona negativa de las carreras. Y es que es muy malo acostumbrarse a lo bueno, a vivir entre los “finishers” de las máster. Las últimas carreras de carretera en las que participé fueron en Ajalvir y Loeches, que conformaban la challenge del Henares; una el sábado 23 de abril por la tarde y otra la mañana siguiente.

Como es habitual en cualquier carrera de Madrid, la carente información proporcionada obliga al corredor a tirar de conocidos, compañeros de equipo y demás para ver si alguien tiene alguna idea de recorridos, horarios, etc… ¿Tanto cuesta hacer como el resto de federaciones territoriales y colgar la información de la prueba enlazada al portal de la RFEC? Pues sí, debe ser una obra faraónica. Eso sí, para cobrar… aaaamiiiiigo, ahí si somos los primeros y los más caros, ¿verdad?

La carrera en mi caso no tuvo mucha historia; tromba de agua previa y recorrido muy duro en un circuito de tres vueltas para completar casi 90kms. De salida, había que subir el repecho de Daganzo, de infausto recuerdo en las pasadas ediciones del trofeo inauguración 2014 y 2015. “pa que esperar Manué…” nada más coronar, giro a derechas, se encuneta la cosa e, inexplicablemente para mí, exploto y me descuelgo sin mayor remisión. Tras la bajada a Cobeña y su posterior repecho machacón, perdiendo metros progresivamente con el grupo. Estuve tentado de volver a Ajalvir recortando, pero finalmente seguí y vi a mi compañero Jaime pinchado; le enganché y tiré de él lo que pude, manteniendo al pelotón relativamente cerca y confiando que en la subida a Paracuellos se subiera al tran tran y pudiera enganchar. Nada más lejos de la realidad, se subió a mil y Jaime no pudo siquiera acercarse. Yo iba muriéndome y finalmente le volví a enganchar y dimos una segunda vuelta por vergüenza torera; aunque la verdad, teniendo la carrera al día siguiente, es un poco de género tonto. Orquín no solo ganó como suele hacer, arrasó copando sus corredores casi todo el top ten, con el detalle de que llegaron 3 de ellos sacando 7 minutos al siguiente grupo.

A la mañana siguiente, carrera en Loeches; evidentemente diferente al año anterior y sin info real previa. “Se sube hacia Corpa y luego los cochinos”; pues nada, otra carrera imposible. Me encontré con mejores sensaciones de salida que el día anterior, pero sabía que si conseguía mantenerme en el grupo, los cochinos (3kms al 7% +/-) sería mi fosa. Primeramente fui bastante bien y en zona encunetada tras Torres de Alameda no tuve excesivos apuros; la subida hacia Corpa se hizo bastante asequible para mis prestaciones y el páramo rompepiernas posterior hasta Pezuela, también lo llevé bien; luego bajada violenta, donde alguno pensaba que iba solo y por poco la lía parda, y plano de unos kms. hasta la subida. Salí bien colocado del estrechamiento y comencé la subida lo más fuerte que podía, pero exploté relativamente pronto. Mi pena fue que faltando 300mt para coronar me pasó un grupo con mi compañero Jorge y acto seguido otro grupito con Mario, del TFC, con los que no pude mantener la rueda por poco. El resto de la carrera fue con otro compañero (al final, algunos más que pudimos alcanzar); por mucho que tiramos, fue imposible coger al grupo que nos precedía.

Finalmente entré en clasificación pero fuera de control, por poco, pero fuera de control. Mi pena fue que el grupo de Jorge y Mario, siendo numeroso, entró en control decentemente y estuve a poco de poder estar en él. Pero está claro que no es mi sitio, he sufrido una involución y ahora más que nunca prima acabar las carreras; un objetivo que nunca se debe de dejar de tener en cuenta, máxime viendo que cuando hace unos años con ciertos valores de watios eran buenos para estar en la pomada de las carreras, hoy en día incluso son insuficientes para acabar dentro del control. Por mi parte hay que seguir corriendo, porque aun así, disfruto un huevo. Las próximas pruebas en carretera serán en mi tierra, donde espero volver a ser “finisher”; lo de “en carretera” lo digo porque tengo que hacer una entrada aparte sobre la maratón de MTB que he disputado hace unos días. Una pasada.

Y cambiando de tercio, ya no hablo más de la federación, creo que ya he dicho bastante; eso sí, como alguien les espetó “algún día vamos a dejar de venir a las carreras si seguís así y se os va a desmontar el chiringuito”.

De nuevo no he encontrado fotos propias es carrera, pero es lo que tiene ser un quedado / retirado. ¡Venga, nos vemos!

 

Back to reality

Primer doblete de la temporada. Había tenido el finde anterior para descansar de carreras, yéndome con los amigos de mi club ACG a la sierra gaditana y meter metros de desnivel a mi curriculum. Varios días de pereza rompiendo la regla de la continuidad… “no más de dos días sin dar pedales”; unido esto a la rotura de mi cable de cambio el pasado miércoles, me hizo presentarme en Rivas el sábado 16 con solo un día serio de bici desde el sábado 9 (el viernes hice una horita más suave que el terciopelo, sin chicha ni limoná).

El día se presentó complicado, pues llovía bastante aunque de forma irregular. Nada más despertarme el coco me decía “no vayas, pa qué, si mañana hay otra”. Pero el ansia pudo al sentido común, cogí mis bártulos y allí me presenté. El circuito me encantó, de hecho, es un circuito que realmente favorece a mis características (digo yo), pero lo de estar lloviendo… que no me molaba. Desde que me caí en Bargas, ando un poco más asustado de lo habitual; que se le va a hacer.

Estuve metido en el coche hasta 15 minutos antes de comenzar mi manga, pensando si salir o no. Al final salí, y me presenté en la línea de salida con más miedo que vergüenza. Salimos a mil… “¡eh chavales, que está todo mojadísimo!”. Daba igual, el personal se metía por las aceras, saltando rotondas. Iba totalmente a cola de pelotón, y en la primera curva ya tenía algún huequecito por cerrar, algo que hice en la recta de ligera bajada en la que el viento daba totalmente de cara y frenaba a las primeras unidades del paquete. Primeros gastos inútiles de energía por no ir bien colocado. En el sentido contrario, recta de ligera subida con aire de culo… ahí sí que se estiraba la cosa y se sufría por salir casi en parado y tener una rotonda que sortear; me costó la vida seguir pegado a la cola del grupo. Luego venía una curva a derechas y un repechito con curveo de unos 30” antes de encarar a meta. Curiosamente, en el repecho es donde más cómodo iba, pero luego en la recta de meta se enfilaba la cosa y había unos charcos que se hundía el perfil 50 de mis VELOZER al completo. Para colmo al haber tanta agua en el piso, era imposible ir a rueda de alguien pues literalmente te duchaba y se llenaban los ojos de arenilla.

En la segunda vuelta haciendo un poco la gomilla para finalmente quedarme del grupo en la tercera; fui absorbido por un grupete de gente que venía detrás y pensando en la carrera del día siguiente, me dediqué a ir a rueda sin relevar. Desde aquí, si algún integrante del grupo me leyera, mis disculpas; no soy de los que generalmente se esconde en los relevos, y menos aún cuando se va descolgado, donde los relevos quizás son más necesarios por la solidaridad con los demás. Reitero mis disculpas.

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Conseguimos terminar la carrera a unos 5’ del ganador, Sete Aparicio del Getafe, que culminó una magistral escapada entrando en solitario. Fue una pena ver a uno de los compañeros del grupo, también del Getafe, como se escurría en la curva de acceso al repecho en la última vuelta; encima de ir descolgado, con la motivación por los pies, pegarse el rasponazo de última hora… vaya tela; espero que solo quedara en chapa y pintura, como se suele decir. Lo que me jodió sobremanera es ver que no estábamos metidos en la clasificación, cuando los tiempos cuadran (nada más que hay que ver los Strava del personal), no estábamos más allá del 8% del control admisible y viendo como en la manga anterior, gente que había llegado con más tiempo perdido había entrado en la clasificación… pero que se va a esperar de la federación madrileña; en mi caso personal, para cada acierto que tienen hay cinco meteduras de pata enlazadas. Allá ellos, parece que les gusta que les critiquen, pero deberían de tener consideración con los corredores, digo yo. Para mí, esta carrera la doy como terminada, independientemente de que lo que realicen los jueces-arbitros a tenor de lo que provenga de sus gónadas.

la mañana siguiente a las 6 en planta para preparar y partir a las 7 desde Fuenla hacia Fontíveros (Ávila). Este año la carrera máster ha desaparecido como tal; el año pasado me salió bastante bien. Ahora es carrera de sub23/élites con participación adicional de M30. En cuanto vi que había premios en metálico, pffff… estos sub23/elites no son nuestros “senior” de categoría “open”, como suelen llamar a nuestras carreras ahora; algo que corroboramos al aterrizar en el pueblo y ver toda la infraestructura del Caja Rural – RGA, algo antológico teniendo en cuenta que el personal hasta se hacía selfies con la caravana o el coche de equipo. “Malo manué…” pensé.

Calentamiento inexistente y aunque sol, frio de pelotas y bastante aire, algo típico en esa zona. En solo 10 kms. dio para pasar por un par de pueblos (menuda gymkana de carrera) y llegar a un páramo donde los chiquillos arrancaron la moto. De nuevo salí un tanto retrasado, y aunque empecé a recuperar posiciones antes del mencionado páramo, la angosta vía sumada a la cantidad de gente, y que este personal iba mucho más junto que en las carreras máster habituales, imposibilitaba progresar con rapidez; además, se empezaba a encunetar la cosa y hubo un bandazo flipante (desconozco si llegó a haber caída) que me hizo retroceder todo lo que había ganado.

En ese páramo se reventó la carrera de tal manera con el aire que empezamos a quedarnos cortados muchísimos. Mis piernas no iban, mi respiración tampoco, la cabeza decía “chato, ya estás fuera». Saqué un gramo de fuerza para intentar recomponerme y a ver si se hacía un buen grupo entre los quedados y caminábamos un poco. Pero nada, no había nada que hacer. Es la típica imagen del quedado; vas viendo como inexorablemente, aunque los tienes ahí, se van yendo paulatinamente, poco a poco… putamadre.

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Lo que sigue es lo de siempre, una vez que uno se ve fuera, pierde toda la atención, motivación, y se limita a dar pedales porque no te puedes quedar en medio del campo. Bien es cierto que iba mil veces peor que en mi primer año master; cuando me quedaba mucho más habitualmente, iba en los grupos traseros mucho más entonado, porque era lo normal. Últimamente, como he ido terminando por regla general las carreras, iba triste a la vez que preguntándome por qué no iba como últimamente y esto me hacía ir mucho más cansino. Llegamos a Fontiveros y vi a mis compañeros de equipo en los coches también… solo nos quedaba Jesús en carrera ¡menuda carnicería! Lo único que no pude despedirme de los 5 compis con los que fui rodando hasta llegar al pueblo; desde aquí agradeceros el ratito, sobre todo a Dani Torralba, del Monton Triporter, que estuvo pendiente de mi cuando tuve un amago de pájara. Thanks!. También quiero acordarme de Daniel Sánchez, el NeoMasterPro, que por fin nos conocimos personalmente. ¡Grande! La próxima será mejor.

Muy cierto es que el nivel fue muy alto, creo que seríamos de salida unos 150 o así y terminaron pocos más de 60; nos dijeron también que la carrera era plana… ¡los cojones! los primeros 70 kms. eran un constante sube – baja con unos buenos repechos. Y con viento redondo; giraras donde giraras, siempre te daba en la boca. Solo notamos algo favorable en la recta de llegada al pueblo. Eso sí, al final levantó los brazos un máster 30, Gonji del AC que remató una buena fuga que le metió algo más de 4 minutos a lo que quedaba de grupo.

La conclusión es que este fin de semana me ha puesto los pies en el suelo, donde deben estar. Como dicen los entendidos, esto no es Bambi. Aquí hay que sufrir para estar simplemente en el pelotón y porque el otro día terminaste delante no quiere decir que ya lo tienes todo hecho. Eso sí, como le comenté a mi compi Jorge en el camino de vuelta, me sentí como un esclavo en una galera romana… ¡todo el día remando!

A por la siguiente.

Va por tí, León

Carrera de Talavera la Nueva; 3 de abril de 2016. Ya verás que nos mojamos… que sí, que no… que caiga un chaparrón… ¡y cayó! Venga hombre, toda la semana de solano y hoy así, pues sí. No me jodas…

Las perspectivas que traía no eran nada halagüeñas, habida cuenta mi situación corporal. En los días previos a la prueba, había comenzado a incubar algún insalubre proceso alérgico-virico-bacteriano que me convirtió en un balín incandescente bajo mi batamanta… puta fiebre. Además, no podría haber pillado la dichosa fiebre medio día antes… no; esperó a hacer su aparición estelar, una vez había abonado el pago de las inscripciones de Colmenar del Arroyo (sábado 2) y de la susodicha Talaverilla (seudónimo cariñoso hacia Talavera la Nueva). Me armé de paciencia y el viernes y sábado estuve recluido en casa para mitigar los síntomas. La fiebre remitió el sábado a la hora del ángelus, aprox., pero los mocos que taponaban mis trompas de Eustaquio se amodorraron en la zona; ¿rodillo?…a ver si la sudada funciona como desatascador… resultado, pereza consistente.

Aun así, y habiendo tenido que renunciar a la espectacular carrera de Colmenar del Arroyo (una lástima… ¿o no?), tenía meridianamente claro que si no había fiebre, tenía que estar presente en Talaverilla. Se le iba a rendir homenaje a mi amigo Antonio, con la presencia de su familia en la línea de salida… León, no te podía fallar.

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Pues ahí que llegué, con el resto de compañeros de equipo, con poco tiempo para casi nada; solo cambiarme, ponerme crema STM nº1 (genial crema calentadora) y al control de firma. Un efímero calentamiento y línea de salida. Nervios; no suelo tener de eso, pero era un día especial. Se acercó a la línea de salida Susana, esposa de Antonio, con sus hijos. Viendo lo que venía, se me aceleró el pulso mientras hablaban de él, su imagen cruzaba mi cabeza y no se iba. El club talaverano tuvo un detallazo entregando a su familia un ramo de flores y una placa con el dorsal nº1. No pude evitar emocionarme en el respetadísimo minuto de silencio con todo ese coctel de sensaciones, pero sé, amigo mío, que me echaste un cachito de fuerza desde donde estás, a tenor de lo que aconteció después.

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¡Siempre con nosotros!

La primera vuelta de caracterizó por que San Pedro se tuvo que dejar los grifos abiertos… que de agua. Desde el primer momento, llevaba el pulso en rangos altos para lo que suelo, y sensación de ahogo permanente; no las tenía todas conmigo. Sin embargo llego el repecho y ni me di cuenta de él. El año anterior, teniendo ya un nivel de preparación bastante adecuado, fui mal en su primer paso, pero este año ni lo he notado. La vuelta se modificó respecto a años anteriores y, tras Calera y Chozas, en lugar de continuar hasta el río, tras la chicane de salida del pueblo, virábamos a la izquierda. Ese fue el momento más duro de la carrera, pues en la primera vuelta iba algo rezagado y entraba viento fuerte de costado-favor que nos puso metidos en la cuneta y se empezó a cortar el personal. Una vez salvado ese tramo, pasamos por Talaverilla, y San Pedro se percataría de su mala memoria y se acercó a cerrar los grifos, pues dejó de jarrear de ahí hasta el final de carrera.

La segunda vuelta no tuvo mucha historia; mismas sensaciones de ahogo y pasarlo mal, pero seguíamos dentro del grupo, cada vez más pequeño. Antonio me seguía empujado, estoy seguro, dándome ese gramo de fuerza extra; y cuando llegamos de nuevo al tramo de cuneta, me dije a mi mismo… “¿otra vez a remar? ni harto vino”. Tras la chicane de Calera y Chozas hay un repecho de 200-300mt que hace algo de pupita, por la pérdida de velocidad de curva y contracurva, sumado al propio desnivel, lo descarnado y “engravillado” del piso, y que luego viene la curva a izquierdas para empezar a degustar ráfagas de vientaco. Haciendo honor al título de la carrera, la clásica de primavera, me metí por el lateral izquierdo, donde ya no había asfalto y una delgada línea de 40cm. de tierra me separaba de la hierba; sentado y cogido a la parte superior del manillar, a lo flandrien, fui remontando muchas posiciones hasta que pude tomar la curva hacia el airuzo en los primeros lugares del grupo. De ahí hasta Talaverilla, sin mayor incidencia.

Y así comenzamos la última vuelta, teniendo en mi cabeza que era difícil que no terminara ya, dadas las circunstancias; tuve una sensación muy chunga subiendo el repecho por última vez, pero mi amigo Mance se ocupó de taparme el aire y hacerme remontar en el grupo. Realmente no peligró mi existencia en el pelotón, pero la sensación era difusa. Tras pasar Velada, en la recta hasta Calera y Chozas, ya no iba tan asfixiado y me mantenía en las primeras posiciones del pelotón. Y aquí vino el momento estelar de la jornada… el pelotón rodaba relativamente despacio pues el aire entraba bastante desfavorable. De unas escaramuzas anteriores, quedaban un par de compañeros con algo de ventaja al grupo y en ese momento saltaron dos más; acto seguido vi otro movimiento de un par de compis más y me lancé… Antonio, esta va por ti. Salí como un balín tras ellos, quizás hipotecando mis opciones de mantenerme en el paquete posteriormente cuando empezaran a venir los distintos saltos… ¿qué saltos? Tras un par de minutos de relevos irregulares y mini arreones entre los 7 que nos unimos, miré hacia detrás y le llevábamos unos majos 200-300 mt. al pelotón.

Esto sucedió a unos 17-18 kms. de la meta, more or less. Rápidamente empezamos a entrar casi todos al relevo, aunque yo ciertamente tuve que pedir un pequeño respiro hasta que pude empezar a colaborar. En la escapada estábamos Luis A. Collado de SalgadoBikes, Alberto Bejarano de HYD, Sete Aparicio del Getafe, mi amigo Javi Pérez del Jiltres y un par de compañeros de Ciclos Corredor y Ciclos Ebora (perdonad que no sepa quienes sois), además de un servidor. “Tiene buena pinta el corte este” pensé, y mejor pinta tuvo cuando a los pocos kms. veíamos al pelotón relativamente alejado y el coche neutro se puso tras de nosotros (¡¡¡OSTIA!!!). Yo sabía que si llegábamos a Calera y Chozas con cierta ventaja y no hacíamos el tonto, había posibilidades de llegar, ya que en la última vuelta se recortaba dicha vuelta un trozo, girando antes hacia Talaverilla, mejor carretera y aire favorable; de ahí a meta solo tendríamos unos 8kms.

Pero a ese corte le faltaba algo para ser bueno de verdad; faltaba alguien del AC hoteles. Y por no tener a nadie del conjunto hotelero, según nos contaron después, nos echaron abajo la escapada, estimo que a unos 6-7 kms. a meta. Tras ser absorbidos, pensé en desconectar, pero finalmente saqué fuerzas de donde escaseaban ya y volví a colocarme en cabeza, inclusive metiéndome en otro fregao con Mance y alguno más, pero ya sin nada de éxito. Llegamos a Talaverilla a mil por hora y las patas ya no daban para el sprint, así que entré en meta como iba, en la posición 39º de la gral. de un grupo de unas 60 unidades que entramos en cabeza de carrera.

Me quedo con esa escapada, la sensación de “joder, quizás la tengamos”, el “haber salido en radio vuelta”, toda una novedad, y el poder dedicarle a Antonio ese ratito liderando la prueba; sé que no es mucho, pero para mí sí que significa bastante. También me quedo con lo contentos que estaban con mi actuación en mi equipo, y todos mis amigos. Hoy apenas hay fotos, pero hay lectura pa aburrir… Tschüss!

Rozando el larguero

27 de marzo de 2016; domingo de resurrección. Debut en mi tierra en esta temporada, con critérium en el bulevar Felipe González de Dos Hermanas; pa que nos entendamos, una circuitada… o sea, carrera a lo Indiana Jones. Látigo va, látigo viene. Circuito de 1500mt. al que según reglamento había que dar 45 vueltas (WTF???) en mi categoría, pero que al tener que pasar de 3 a 5 mangas (puesto que la gente en semana santa no tiene otra cosa que hacer más que ir a correr) se redujeron a unas más que suficientes 20.

Me notaba ciertamente nervioso; por la tromba de agua que cayó yendo hacia Sevilla; por ese debut; volver a ver a mi brother que ya hacía tiempo; ver a mis antiguos compañeros del Scirocco y a otros tantos amigos de las carreras del sur; carrera andaluza, y de ranking… condicionantes que me mantenían con una tensión impropia de mí para afrontar una prueba. El haber besado el suelo en Bargas me hacía también estar mucho más atento, con las orejas “parriba” como un pastor alemán. Mas lo que con total certeza me mantenía a 2 metros sobre el suelo, era la presencia de mi mujer y mi niño, a los que sabía que no decepcionaría hiciera lo que hiciera, pero que me apetecía brindarles una buena actuación.

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Saludos y abrazos por doquier, la gente se alegraba de verme… y sobre todo de ver mi bici, la gran protagonista; pocos habían que no conocieran el momento robo y pocos fueron lo que no preguntaron acerca de su posterior recuperación. La verdad es que me siento muy querido allá donde voy, ¡todos me tratáis muy bien! ¡Grazie! Una de las personas a las que aprecio, habitual para mí en las carreras del sur y no estaba es Fco. Javier Cano; eché de menos verte y charlar un ratito.

Esta carrera me refrescaba grandes momentos vividos en 2015, pues fue la primera de tantas donde realicé un papel digno; recuerdo que desoí las instrucciones del dire, que me ordenó mantenerme a la expectativa junto a mi compañero Pedro para un futurible sprint, y que los teóricos menos rápidos estuvieran a los cortes… después de pocas vueltas comencé a moverme en cabeza de grupo saliendo como un resorte a los palos y trabajando bien toda la carrera; aunque eso me hizo ganarme un rapapolvo al terminar, pues no hice lo que se me pidió.

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Para este año, con mis nuevos colores y no tener compañeros de equipo por los que estar velando, tenía la estrategia meridianamente clara… “Manué, hoy no te tiene que dar el aire en la cara en ningún momento”, me dije. Sí coño, aún tengo en mi cabeza primordialmente ACABAR, y para ello hay que guardar; lo que luego uno pueda conseguir viene por añadidura. Es lo que tenemos los chepas, que los momentos de gloria tienen que ser muy relevantes, para saborearlos mejor. Además, la semana ciclista había comenzado con una ruta a la que fui invitado, de 175kms; con mis amigos Eugenio Moreno y Óscar Mañez, así como otros tantos más, aderezada con varios puertos, acumulando +3700mt. por la sierra gaditano-malagueña el jueves santo (vaya estación de penitencia compadre…). Y la guinda fue la salida de “activación” del día anterior… 105 kms. con mi familia ACG y el gran Alejandro Ortega. Vamos, que llegué a la carrera creyendo que iba con lo puesto.

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Tras disfrutar de las primeras mangas viendo como mi niño, sin aún cumplir los 3 años, se lo pasaba en grande viendo “las carreras de bicis, papi”, y con un calentamiento con mi bro, me fui para la salida a ver qué tal se daba eso. Parrilla de salida de los últimos… vaya tela; sin embargo una vez allí, una sensación de tranquilidad me invadió. La misma sensación que tenía cuando iba a los exámenes de la facultad, muchos nervios previos pero una vez que llegaba la hoja de examen, tranquilidad al leer las preguntas. Eso me proporcionó un cosquilleo satisfactorio… “esto empieza bien, Balín”.

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Estrategia llevada al milímetro, yendo las primeras vueltas de las 20 totales en la mitad del grupo, incluso más retrasado. Sin pasar apuros. Una vez completamos la tercera vuelta, tenía meridianamente claro que si no sucedía nada extraño, terminaría la carrera sin mayor problema, lo que me dio aún más confianza. Fueron sucediéndose las vueltas e intentaba gastar lo menos posible, siempre cubierto, desarrollo cómodo, sin florituras ni subir/bajar vanamente del grupo. Cierto es que si se hubiera cuajado una escapada, no habría reaccionado, pues iba a refugio del paquete; conforme cruzamos el ecuador de la carrera, comencé a ser consciente del gasto ingente de fuerzas que estaba haciendo mucha gente. Había algunos compañeros que iban paulatinamente perdiendo posiciones, quedando relegados a zonas traseras y a los que veía apretar los dientes para simplemente mantenerse en el grupo en cada látigo… no quiero pecar de sobrado ni mucho menos, simplemente yo no gasté lo que ellos, que estuvieron dando la cara toda la carrera mientras yo iba resguardado, pero ciertamente, iba de verdad cómodo. La pena fue ver como mi brother, que estaba haciendo una magistral carrera en cabeza siempre, se veía relegado a abandonar por avería mecánica; aunque un compañero de su nuevo equipo de Lora del Río (buenas gentes!!!) le prestó su maquinón para intentar acabar, no pudo finalmente. Dejamos esta instantanea para que se vea la pose… aunque el culote es un poco globertroter… jajajajajajaja.

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Al paso por la vuelta 15, comencé casi sin querer a tomar posiciones de la primera mitad del grupo y aquí ya me dije que había que ir tirando filetes a la candela… bueno, poniendo la carne en el asador. Ya alguna que otra vez tomé la cabeza del grupo o salía a alguna arrancada delantera, pero las sensaciones no eran quizás las más halagüeñas. No me cuadraba, al haber estado toda la carrera sin moverme; pero ciertamente e intentando buscar una lógica a ello, las barbaridades asumidas por mis patas entre el jueves y el sábado, sumadas al entrenamiento específico podrían tener algo que ver en esas sensaciones; lo del entrenamiento específico lo comento ya que a la altura de la temporada que nos encontramos, la zona 5 de potencia, la adecuada para este tipo de carreras, aún no se ha tocado en demasía; además, el realizar los entrenamientos en posición grimpeur para favorecer mi mejora escaladora entiendo que quizá se perjudique un poco esa zona 5… no voy ahora a querer ser el Eddy Merckx de los máster.

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Total que nos encontramos en la última vuelta; paso por contrameta… unos 4 ó 5 compañeros cogen unos breves metros de ventaja y hete aquí que me encuentro en cabeza del grupo tras la rueda de Fernando Yélamo del Marbella Bike (a la postre ganador de la carrera), que a su vez iba tras Jesús Benjumea (finalmente 2º clasificado), de Polsando; dos patas negras que andan lo indecible. Tras de mí, un elenco de súper clases… la cosa pintaba bien. Pues arrancón espectacular de Jesús para cazar a ese mínimo corte y salida fulgurante de Fernando tras él; lo veo, lo huelo, lo siento… ESA ES, OSTIA!!!! Cargo dos coronas rápidamente e intento seguir la rueda de Fernando. Imposible, esa no es mi liga; consigo despegarme un pelín del grueso de grupo pero soy absorbido presto, mis piernas no dan para tanto. Lo bueno es que de los que iban tras de mí, solo unos pocos guardaban fuerzas para rematar, quedándome en una posición puntera. Salida de la última curva a rueda de Jose Miguel Andrades, del Serman, al que le aguanto la embestida al sprint pero no consigo superar, finalizando en un más que meritorio 11º puesto. Todo ello viendo a Fernando y Jesús como completaban la prueba en las dos primeras posiciones respectivamente (cagon10… XD).

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Antes que lo olvide agradecer a Pepe Fireman Sevilla, el equipo American’s Game de Jerez y a Rocío Manzano de Sevilla Sports, sus magníficas fotos. Y por mi parte, pues que puedo decir, más que satisfecho, más que contento. Que a estas alturas de la temporada ya haya conseguido rozar el top ten es muy buen premio. Además, esta vez sí que he tenido la sensación que de haber tenido un hilito más de fuerzas, habría acabado dentro del podio. Y me llevé el mejor trofeo que alguien pueda tener, el reconocimiento de todos; y sobremanera de mi mujer y mi niño, que me dieron un abrazaco que vale más que todas las chapas del mundo.

El León de Carranque

¡Vaaaaaaamos Maaaaaaanu!… No creo que pueda nunca olvidar esa frase, esa forma de pronunciarla tan particular, ese cálido timbre de voz; sí, con la rudeza propia del hombre castellano, pero sin más, derrochando bondad. Esa forma de ser tuya que hizo que el domingo 20 de marzo estuviéramos dándote ese pequeño homenaje todos aquellos que compartimos tu pasión. Fue imposible para mí contener unas lágrimas al verte por última vez, aunque también sé que no será nada en comparación a las sonrisas que me quedan por tu recuerdo imborrable.

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Amigo, te voy a escribir unas palabrejas de las mías; ojala en el lugar donde estés puedas saber lo mucho que te queremos. El aprecio que te sentimos no cabe en toda La Sagra, tus dominios. Me va a costar no ir a buscarte, como siempre hago, en todas las carreras; se me va a hacer extremadamente raro, ya que es uno de mis pasos fijos en el ritual previo a las salidas. El destino quizás quiso que tuviéramos un poco más rato de vernos y conversar que en las anteriores ocasiones, compartiendo cajón en la zona de salida de Bargas, tu última prueba terrenal; donde como siempre me animabas diciendo lo que había progresado estos años tras comentar socarronamente que “yo no estaba con Javi, que esa no era la ropa”. Luego nos volvimos a ver por última vez una vez habíamos terminado la prueba, con suerte dispar, donde se me sobrecogió el corazón al verte tan mareado. Quien me iba a decir que era la última ocasión…

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Siempre fuiste muy bueno conmigo, aunque la verdad, eso no es una novedad; por lo que te conozco, eres bueno con todos. Un maestro para todos los que nos hemos acercado a ti alguna vez como novatos. Recuerdo una de estas veces en la churrería de Torrejón, donde con mi incultura ciclista quería ir de largo aún con gran calor ambiental y me aconsejaste que no lo hiciera, “eso no te va a valer para afinar Manu, hazme caso”. Un largo etcétera de consejos que ahora más que nunca brotan de mi pensamiento en el momento que tu imagen aparece en mi recuerdo momentáneo.

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Recuerdo aquel día atacando en la subida del cerro batallones, saliendo a tu rueda y pudiendo superarte arriba; ese día el míster vio en mí cierta capacidad para los pedales y tú no hacías otra cosa que endulzarme aún más aquella sensación efímera de poderío. O aquel día que incluso me enfadé contigo pues viniendo de Toledo por la autovía a 1000, soltaste un latigazo que incluso te hizo salir levemente del arcén. Como no recordar también aquel entreno hacia Toledo en el que Galán, Javato, tú y yo nos marcamos un 34 de media, a ritmo, de base… esas cosas que tanto nos gustan y que nos refuerzan la moral dentro de lo chepas que somos. Esos cafés, esas anécdotas de las carreras, cruzarnos en la glorieta de Griñón para incorporarte a la grupeta, el “vamos Manu” al cruzarte conmigo en el pelotón a toda velocidad,…

Manuel Alcaide Rodríguez 20160328_190927

Recuerdos que se agolpan ahora que nos has dicho hasta luego, demasiado pronto. Estoy seguro que donde hayas llegado, seguirás con tu extrema positividad, lo bueno que eres y buscarás una grupeta en condiciones hasta que el día de mañana nos volvamos a encontrar todos. Y Antonio, échale un ojo a Javi de vez en cuando, no dejes que se ahogue por la pena de tu marcha y que no de pedales; sé que no te molaría nada.

Javi López STM 20160328_193110

Bueno amigo, como dice Galán, nuestro puzzle se ha quedado con una pieza de menos al irte; nunca te olvidaré León de Carranque, es un honor ser amigo tuyo. Y que sepas que si alguna vez en mi vida lograra subir a un podio a recoger un premio, un trozo es para ti, pues has sido partícipe de ello.

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Hasta siempre amigo.

Mi némesis

Si hubiera escrito esta entrada al bajarme de la bici el pasado domingo en Bargas, me acordaría de gran parte del santoral, de aquella profesional de vida alegre y moral distraída que tanto mentamos, o en la mamá de esta… para soltar sobre ellos una cantidad de mierda ingente.

Y es que, como me dijo el gran compañero de grupeta trasera, Ignacio FoPe (gracias por esos relevacos), Bargas se ha convertido en mi némesis, en mi bestia negra; esta “dichosa” carrera no me permite que la acabe… el primer año, evidentemente, aquella bola de billar nº11 parecida a mí, montada a lomos de la CkT (no sé cómo coño no flexó inexorablemente) fue incapaz de dar una miserable vuelta en el paquete. En el repecho, aun batiendo todas mis marcas, explosioné y acabé relegado a la penuria el resto de vuelta; y una segunda más de adorno con algunos compañeros quedados, ilusos de nosotros, con ánimos de volver a enganchar al grupo.

El año pasado, ya más entonado, con un peso mejorado y nuevas prestaciones “watieras”, sufrí una de las pocas ocasiones en las que mis propios consejos respecto a ratonerismo y colocación no los cumplí. Hizo un día de perros con lluvia y un ventarrón del este maquiavélico; aunque la verdad, a mí me pareció un viento delicioso en la subida, pues se subió a un tran tran mágico que me permitió rodar en el grupo con una solvencia que poco había experimentado… pero llegó el callejeo por el pueblo, salí fatalmente colocado (craso error) y entre la lluvia y lo encunetados que fuimos, no me percaté que se había cortado el pelotón quedándome en un segundo grupo. Sí, es cierto, conseguí volver a enlazar (algo puramente milagroso), pero casi llegando de nuevo a la subida y muriendo en el condenado repecho, que esa vez ya se subió con más brío; una vez ya ahí, completé la última vuelta solo, cogiéndome un grupo trasero casi entrando en meta a la que llegamos fuera de control.

Y llegó 2016; que ganas te tengo cabrona, pensaba. Esta ocasión, aunque aún no estoy afinado como debiera, me hallo en menor peso que el pasado año; e incluso con más watios. Y a tenor de los visto en entrenamientos y en las subidas del pasado memorial Gumer, con una mejoría considerable cuando la gravedad entra en escena. Solo podía imaginarme cosas positivas, pero claro, hay otros factores que no se deben obviar. Tras el banderazo de salida, tenía las patas como dos bloques de hormigón, más duras que la rodilla de una cabra; no iba bien colocado y al entrar en Camarenilla (km.10) no tendría a más de 15 tíos por detrás, viendo la cabeza del paquete bastante alejada. Se me encendió la bombilla, porque tras Camarenilla viene un repechillo de casi 1km. que te puede dejar fuera de combate rápidamente, así que me pegué un calentón (P1 a 426w) y fui escalando posiciones mientras veía a gente abrirse y explotar.

A partir de ese mínimo momento de tensión, parece que se giró la llave del contacto y se arrancó el motor; empezó a carburar todo correctamente y llegó la subida, el PM; Eolo se habría levantado con buena cara, pues el viento entraba no muy fuerte del este / noreste; pero claro, los que iban comandando el paquete notarían cierta molestia facial; no se subió despacio ni mucho menos, pero tampoco fue un ritmo matador en lo que a mis prestaciones se refiere. Evidentemente, hubo gente que lo pasaría silbando, otros que se cagarían fieramente en todo lo que les rodeaba y otros cuyas funciones vitales se verían mermadas y demasiado hacían con tenerse en pie… vamos, como un servidor hace muy poquito. En ese momento era plenamente consciente de que la carrera la podría terminar. Y no solo eso; de hecho, el detalle que tuve fue refrenarme las ganas de empezar a meterme en fregaos, porque en ese momento arrestos y fuerza no me faltaban. Pero había que echar el freno macareno para no desperdiciar esa fortaleza que quizás necesitaría para algo más serio al final de carrera.

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Me dije a mí mismo que debía esperar a la tercera vuelta para intentar atacar y/o buscar cortes para ver si salía algo bonito. Lo que no pensaba ni por asomo, era lo que acontecería un poco más tarde.

Soy de la partida de que los momentos de “parón” en el grupo, si vas a comer o saludar a alguien, debes perder algunas posiciones para situarte en esa zona donde la distancia entre ciclistas es mayor. De hecho, así lo hice para engullir mi barrita sabor yogur y saludar a un amigo de los que solo ves en carreras (un placer haber conversado contigo Jesús); tras esto, miradas de complicidad con Mance, que pasaba por allí, y presto a tomar la rueda de mi compañero Manu Pérez, que iba ascendiendo por el lateral derecho del gran grupo tras mi otro compañero Miguel de la Fuente. Una vez llegados a una posición puntera, me metí al calor del grupo y aquí que me veo a un par de compañeros jugueteando entre ellos, medio sueltos de manos (WTF?), donde las distancias entre nosotros son mucho menores y los roces son constantes. Antes de que pusiera ser consciente, bandazo a derechas y estos dos se comen el uno al otro (o no pueden frenar por el de delante, que sé yo; así lo vi desde mi posición en fracción de segundo) y se van al suelo; por mucho que hubiera querido, era insalvable para mí. Aún no he instalado en la parte superior de manillar el botón de TURBO BOOST (sí, ese que apretaba “maiquelnai” para que el coche fantástico saltara obstaculos como los caballos de competición), así que el resto ya se sabe; se comen los de delante, zapatas de freno comidas, me como yo al de delante, me comen desde atrás… tanta gastronomía al final me llevó al suelo (putamadre…). Mi primera caída en competición desde que retomé.

Me rehice rápido, pero se había salido la rueda de delante del alojamiento, por lo que ya le dije a aquel anónimo asistente en carrera (¡¡¡¡Gracias!!!!) que no se molestara, que “es pa na”. Luego en grupeta a relevitos hasta llegar a Bargas, donde tuve un momento de locura transitoria queriendo hacer la tercera vuelta… ¿pa qué? Y ya me quedé allí para ver la meta; y comprobar como mis compañeros acababan la carrera decentemente. Y mis TFC’s, que acabaron la mayoría, con dos cojones también.

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Lo importante, ya a toro pasado, es que no tengo nada más que un par de rasguños y la bici está bien, exceptuando una pequeña delaminación en la llanta delantera (nada que VELOZER no pueda curar). Jodido quedé porque tenía grandes sensaciones, pero nada, habrá que seguir intentándolo el año que viene.

La próxima, Dos Hermanas; ¡esperemos hacerlo bien!

La previa… BARGAS!

Quiero aclarar al lector (hola, lector… ¿estás ahí? ¿hay alguien? Ecoooooo…) que para seguir dando rienda suelta, cual caballo desbocado, a mi paupérrima capacidad escritora, he decidido crear una serie de entradas (que me temo no serán escuetas…) sobre lo que un servidor recuerda de las peculiaridades y particularidades de cada carrera a disputar. Por mi ansia mayúscula, me gusta estar enterado del calendario y sus variaciones constantes, recorridos, puntos de interés de la prueba, etc. Además, habrá que aportarle el propio punto de vista de lo vivido, para darle así un regustillo a sufrimiento.

Pos vamos al lío; el próximo domingo se celebrará el XXXVII Trofeo Santisimo Cristo de la Sala en Bargas (Toledo), una prueba con gran solera a tenor de lo deducible en el número romano (equis equis equis, uve, palito palito… tela!). Carrera destinada a las categorías máster 30, máster 40 y élite; como apreciación, veo un gran acierto la inclusión en la mayoría de pruebas de sub23 y élites, pues ellos son el futuro del ciclismo, ese que tanto nos gusta ver en el sofá además de practicar. Ahora, además de su calendario propio, verán aumentadas sus posibilidades de competir viniendo a nuestras carreras si así lo estiman; he escuchado en boca de algunos la escasa oferta de pruebas. Y también se palia la casuística de los senior, esos “máster” de menos de 30 años.

Bargas consta de un circuito de 31 kms. (+300mt) al que hay que darle 3 vueltas; en la última vuelta se hace una pequeña modificación para entrar por la zona oeste del pueblo, y lo que se baja en las vueltas generales, se sube convirtiéndose en recta de meta.

Bargas

Los primeros 20 kms. son eminentemente favorables (+100mt. -200mt.), comenzando con una zona de ligera bajada con un par de rotondas incrustadas al principio; luego, tras pasar junto al el cruce de la carretera de la Sagra (sin abandonar la CM-4003, por la que vamos) giramos levemente a izquierdas pasando sobre el río Guadarrama; tras el río hay un leve repechito que no llega a 1km, y sigue el falso llano hasta que se gira a izquierdas, con una curva muy antipática, a una carreterilla (CM-4003a) para acceder a Camarenilla. Tras cruzar el pueblo, tortuoso como todos, hay un leve terreno ascendente (1km al 2%) y seguimos tendiendo hacia abajo hasta cruzar Villamiel, tras cuyo callejeo hay otro repechito de 300mt al 3% y volvemos a tener terreno favorable hasta el inicio de la subida. Quiero constatar que cuando hablo de repechitos, quizás alguien opine que eso no tiene entidad para llamarse así, pero cuando eres un chepa y tienes que subir ese “algo” a 50km/h. persiguiendo, te destroza las patas y serías capaz de llamarlo “puertaco” en ese instante.

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Después de este terreno “favorable”, viene la subida, que consta de 4,2kms. al 2,7% (máx. 7%). Realmente no tiene porcentajes duros, pero es un tramo largo y estira mucho al personal pues alberga una bajadita de 200-300 mt. tras los primeros 1,5kms, además de las amadas rotondas, que salpican su inicio; esta subida se puede llegar a alargar hasta la propia entrada al pueblo mediante repechos sube-baja que te hacen polvo, llegando ese tramo completo a rozar los 9kms. Es la típica orografía donde podemos emplear el famoso dicho “no me dan miedo las balas, sino su velocidad”.

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Como colofón, esa modificación del rush final; entrando al pueblo a meta por una recta de 400mt. (con sus correspondientes resaltos, al estar ya en población) al 6%, acentuándose en la parte final para tener aún más mordiente.

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Para mí resultan claves varios puntos en esta carrera:

  1. Situación en la neutralizada: no te quedes de los últimos, es una de las primeras carreras de la temporada y al estado de forma insuficiente de algunos, se une la inexperiencia de otros, por no hablar de la participación masiva; algo que te puede mandar al palco de salida.
  2. Salida de pueblo: una cosa lleva a la otra, al respecto de la neutralizada y, posteriormente, el complicado paso por el pueblo en segunda y tercera vueltas. Al abandonar el pueblo por lo que será la meta, el pelotón se estira condenadamente, favoreciendo el corte las rotondas que hay iniciando ese tramo de unos 5 kms.
  3. Climatología: Mucho ojo a esto; el año pasado la lluvia, pero sobre todo el viento, jugaron papeles de importancia en el transcurrir de la carrera. Esta zona suele tener viendo de este u oeste; en ambos casos a la salida del pueblo entraría de costado, lo que convertiría el arcén en un lugar repleto de ciclistas, con sus explosiones. Yo me corté el año pasado al inicio de la segunda vuelta y fui de los afortunados que consiguió reentrar al grupo, pero es zona que sesga al pelotón y lo selecciona.
  4. Subida: Lo mejor que puede pasar es que venga viento del este, pues daría de cara (como el año pasado) y el ritmo sería más soportable; aún así se puede poner la cosa muy fea si se estira en el tramo de bajada tras la rotonda y se va con las justas; más vale llevar una posición medianamente aceptable para no pasar apuros.
  5. Ratoneo puebleril: En este orden, Camarenilla, Villamiel y Bargas tienen su miga a la hora de cruzarlos; si se va rápido hay que tener mucho ojo en las curvas y no abusar de freno. Una mala colocación por perder posiciones puede hacer sufrir mucho a la salida de los pueblos, con los picotacillos de Camarenilla y Villamiel, y la bajada elástica de Bargas.

En lo que a mis actuaciones respecta, en 2014, siendo un “baby” en esto del máster pro tour, exploté directamente en la primera subida y me pegué la segunda vuelta de persecución en grupetilla; para acumular kms. y el año pasado, mucho mejor preparado, me jugó una mala pasada la colocación a la salida del pueblo y cuando se estiró y encunetó la cosa se hizo corte, remando para enganchar; algo que conseguimos, pero que luego me pasó factura en la subida de la segunda vuelta. Finalmente hice la tercera vuelta solito, cogiéndome una grupeta justo entrando en meta, ya fuera de control. A ver si este año hay cojones y la termino.

Ciao!

SERIES… ¿Pa qué?

La potencia… aaaayyyyy jomío, ¿qué iba a hacer el que suscribe sin el cacharrín que sirve de enlace a mi plato de 53 (el de 39 generalmente está de adorno) con la biela? Y menos aún, sin el garmin para interpretar esas señales que lanza el power2max a cada pistonazo. De hecho, hay veces que no lo he tenido por olvidármelo, lo reventé en una caída o hubo que mandarlo a reparar al SAT (gracias Félix por prestarme el tuyo); y va uno totalmente ciego, sin conocimiento de la vida ciclista; si no hay un “185w”, por ejemplo, marcado en pantalla, parece que no sabe uno ni como pedalear.

Y es que ya lo dijo Carl Lewis en los anuncios de neumáticos, “la potencia sin control, no sirve de nada”. Esto me lleva a aconsejar a la parroquia que ya esté convencida en adquirir un poten, que aparte de los trastos propiamente dichos, es necesario de alguien que conozca de que va el tinglado; una persona que posea las suficientes capacidades para poder poner un plan de entrenamiento especializado y personalizado, y que haga mejorar las cualidades que uno teóricamente albergue. Y ojo, digo aconsejo porque hay quienes son unos eruditos autodidactas que leyendo un par de tutoriales, se convierten automáticamente en parientes cosanguineos de Coogan y Allen (al mismo tiempo); pero yo soy un vago, tosco, o cualquier calificativo que arrime a pensar que demando de alguien que me proporcione el plan que necesito. Esto no me limita a ser un curioso y procurar entender los procesos fisiológicos, la nomenclatura y jerga propia del entrenamiento por potencia; de hecho, una charla con los “místers” y gente docta en la cuestión puede ser la mar de enriquecedora. Y por eso he decidido hablar de las series, esas que cuando las comentas nadie hace,… porque nunca monta, solo un ratito al mes… y luego están ganando carreras; genética que tienen algunos (o también denominado “más cuento que calleja”).

Para mí las series son una pura agonía, pero la clave para estar donde estoy fisiológicamente; hay un cóctel muy mono de series adaptadas a cada momento de la temporada; el caminar por las lindes de cada zona de power en tiempo, watios y recuperaciones, hacen mejorar o mantener una u otra cualidad. Estas son algunas (las más representativas) de las que me ha tocado vivir / sufrir / disfrutar:

  • IEM (intervalos de esfuerzo mantenido): 2 ó 3 bloques de 15’-20’. Todo ello a una potencia cercana al FTP (umbral funcional del potencia; lo que eres capaz de mover en 1 hora con unas condiciones ideales… vamos, nunca). Después de esto, notaba como podía ir rodando fuerte con mejor respiración y el pulso más contenido; o sea, a misma sensación de esfuerzo, cada vez podía mantener una velocidad mayor.IEM
  • ITM (intervalos de tensión muscular): series de 7-9 minutos con una cadencia muy baja (sobre 70rpm) a una potencia constante no precisamente baja, lo que me obligaba a ir con el 53-11 casi todo el rato; iba notando un picor acojonante de cuádriceps. Tras estas series notaba una mejoría generalmente en subida (voy a tener que hacer más de estas…)ITM
  • R2ph: lo primero de este entreno es una ostia de 30” que te deja boqueando como un pescado al sacarlo del agua, lo que los pijos llaman déficit de oxígeno; luego se hacen a potencias medias un escalón de varios minutos descendentes, excepto el último que vuelve a subir ligeramente. Quema una barbaridad y es bueno en la base.r2ph
  • BILLATS: bloques de 6 minutos, 3’ muy fuertes (al 100% de lo máximo que ha movido en 6’, el p6… o sea, jadeando) y 3’ soltando (a la mitad del bloque fuerte); se hacen varios bloques (4, 5, 6, …) que van variando con el paso de las semanas y/o se varía la carga del bloque fuerte; o se acortan las recuperaciones. Este entreno va mejorando esos esfuerzos “cortos”, lo que se suele llamar vo2max.billat
  • HOP: la hora del dolor; durante 60’ hay que mantener una potencia unos 15w-20w por debajo del FTP, lo que es bastante jodido. Pero más jodido se vuelve con un sprint (contenido) de unos 12” cada 2 ó 3 minutos. La media de watios de la hora queda muy mona, la velocidad media del intervalo, si no te pilla aire puede ser de 37-39 por hora y el dolor de patas que se queda… no te digo na! Te hace estar en la pomada en intervalos largos a rangos fuertes.HOP
  • SS o LT: Bloque de ritmo alto y contante, jodido pero mantenible; el Sweet Spot es a 70’ y el Lactate Threshold es a 50’. Incrementa gradualmente los watios a mantener por semana y se va viendo como el pulso va siendo constante a mayor potencia. Esa es la adaptación.SS
  • Microburst: El mejor entreno que he probado relativo a las carreras; es una mezcla de varios tipos. Primero va un bloque de 10’ con 30” sprint + 30” soltando, recuperas 5’ a una potencia medianamente alta y otro bloque de 10’ como el de antes pero 15” / 15”(vamos, 20 arreones), “recuperas” 10’ y el último bloque de 20’ similar a un HOP, o sea, a una potencia de ritmo bueno y cada dos minutos… crack! Sprint de 10”/12” a todo lo que des. Terminas destrozado, pero luego se nota en las carreras un montón.Microbust
  • Tabatas: Basado en los entrenamientos HIIT; bloques de 4’ que en mi caso eran de 20” a fuego / 20” soltando y las recuperaciones entre bloques de 4’. Aunque parezca que te hacen mejorar las zonas 5, 6 (las de esfuerzos cortos y muy cortos), realmente lo que provoca es una mejora del FTP muy rápida.tabatas
  • PF: o Peak & Feed; son bloques escalonados de 12’, primero 2’ fuertes (un poco por debajo de los mejores 5’), luego 4’ bajando la intensidad pero aún por encima del umbral y unos últimos 6’ algo por debajo del umbral… pero con lo que llevas de antes, te cuesta más que al principio. Asemeja al esfuerzo que hay que hacer para saltar del paquete y mantener la escapada.PF
  • OU: Over-Under, o sea, un bloque de 9-10 minutos en el que haces unos minutos algo por encima de umbral y otros tantos algo por debajo de umbral. Se prepara al cuerpo para mejorar reciclando lactato y así cuando vas en plan serrucho de intensidad, mejora la recuperación.    ou
  • 30’s: Hay otro entreno que se llama así en la base (y 15’s), que no tienen nada que ver con esto. Es otro serrucho, un bloque de 9’ repitiendo 30” al ritmo de Best5’ y 15” soltando (ej. 30” 330w + 15” 140w), recuperas solo 3’ y otro… así 3 bloques, que se hacen agónicos y mejoran las zonas más altas de potencia y las recuperaciones. Me salieron unos registros de 20 minutos bastante majos.30s

Después de estos tipos, hay mil millones de recetas que se pueden hacer variando formas, tiempos, recuperaciones, intensidades… por eso, en mi opinión, lo suyo es que alguien que sepa de verdad manejar el tema potencia, y que sepa adaptar el entrenamiento a las necesidades de uno (y no al revés) planifique tus entrenos.

Y sí, señores, YO SÍ ENTRENO. Luego andaré lo que sea, pero no me escuchareis decir eso tan típico ciclista de “no, si solo he podido salir dos días en el mes y a rodar suave… no, no, no, si yo nunca hago series…”; seguiré con los entrenamientos que me marque CICLOCIENCIA como diría Buzz Light Year, hasta el infinito y más allá.

Cheers.

Kick Off!!!

Primera carrera de la temporada tras no haber acudido a Herrera del Duque la pasada semana. El saque de centro se ha producido en Talavera de la Reina, en el III Memorial Gumer, la primera carrera como integrante del P.C. Paloma – STM Sports – ULB Sports. A esta carrera le tenía muchas ganas, fue la de mi debut como chepa-máster hace 2 años; el gran problema de esta carrera es que aunque hay tramos de llano mariano, tiene el desnivel acumulado (y progresivo) en tres piedras de toque: Cebolla, Castillo de Bayuela y antenas de Segurilla, siendo estos dos últimos considerados premios de montaña. Salen unos 100kms con +900mt. de desnivel.

Gumer

La salida ha sido rapidísima, con una larga recta con viento a favor en la que no bajábamos de 60-65 km/h. Por lo visto ya aquí el pelotón iba perdiendo unidades; pasaría que algunos inscritos perdían su virginidad competitiva en esta carrera y no se imaginaban lo que es esto. El pelotón no muerde, pero la primera vez que te enfrentas a él… coño si da respeto.

La verdad que ha sido una carrera muy diferente a mis miedos habituales; toda prueba que albergue repechos de entidad suponen un drama mental previo de, cuándo me quedaré; sin embargo en esta prueba, aún cediendo en el último PM, he conseguido llegar a él en el grupo cabecero, después del repecho de Cebolla, que se ha hecho a una velocidad «incómoda» y el famosísimo Castillo de Bayuela, con su curva y contracurva que en 2014 casi me hicieron perder el conocimiento (http://team.forociclista.com/2014/02/17/memorial-gumer/); este año he gestionado acertadamente el repecho del Castillo, teniendo siempre la sensación de que iba a pasarlo con el grupo. La verdad que con la cantidad de peña que íbamos en carrera, he tenido una visión particular, muy típica en estos casos, me explico: Hay gente que por H o por B, no tienen aún su punto de forma y que van excelentemente situados en cabeza de grupo, pero que petan irremediablemente cuando la subida se pone cabrona… en esos momento el que suscribe se siente como Tom Hanks en «Salvar al soldado Ryan«, tras desembarcar en Normandía y correr hacia la linea enemiga, viendo inexorablemente a los que le rodean como van cayendo tras el fuego de mortero y hay que sortearlos con pericia. Pos más o menos eso es lo que yo tenía que ir haciendo desde mi posición en la medianía del paquete. También lo podríamos asemejar a una «mascletá«, por la cantidad de explosiones simultaneas. Lamentar la caida de mi buen amigo Mance en la subida por un señor que por lo visto desconoce como se actúa en caso de fallos de transmisión y la avería del señor Guerru, que pretendía realizar la carrera en plan fixie…

Luego, la peor zona con diferencia es la bajada tras el Castillo; aquí el personal que consigue pasar en alguno de los multigrupos en los que se estira el paquete, se confía y piensa «ahora los cazo en la bajada«… craso error, muchachos. Y es que, como me enseñaron en cadetes, lo que tanto trabajo te costó mantener en la subida, no lo  pierdas en la bajada. Yo estuve en el filo de la navaja del grupo principal y me marqué un descenso salvaje con máxima de casi 82km/h; no me podía permitir perder al grupo cabecero. Aunque siendo sincero, nunca tuve la sensación de que lo iba a perder, estaba bastante seguro de mis posibilidades. De hecho, un repecho cabrón incrustado en la propia bajada, lo hice a bloque con casi todo el desarrollo mientras otros compañeros fenecían en ese tramo. Luego hasta llegar a Segurilla (la siguiente subida), ritmo endiablado, cuneta y pocos segundos de respiro.

En el último PM, aunque he petado faltando un km para coronar (aquí uno de los petardos de la mascletá he sido yo…), la mejoría en subida se ha hecho patente, manteniendome más de media subida con el grupo (insuficiente, pero mucho más de lo esperado). Luego, un grupo me ha enganchado por detrás y con ese he llegado a meta, consiguiendo clasificar; dadas las circunstancias, el tipo de carrera y el nivel, que cada año aumenta, me hace ser bastante optimista de aquí en adelante. Parece que voy corrigiendo esa tara importante que poseo como ciclista cuando la carretera toma porcentajes positivos.

Lo mejor, además de la sensación y de seguir siendo finisher, es volver a encontrarme con esos amigos a los que dejas de ver cuando termina la temporada; tantos y tantos conocidos que he venido haciendo en estos dos últimos años competitivos. Aunque más fama tiene mi bici, desde que me la sisaron en El Escorial.

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Y menciones especiales: para mi equipo, que son unos cracks y me he sentido muy arropado; todos hemos terminado, lo que para mi es sumamente reseñable. Y mis TFC’s boys, que daba gusto mirar para cualquier lado del grupo y ver todos los que eran; han tenido actuaciones para todos los gustos, pero para mí se han portado cojonudamente, aprendiendo y mejorando de cara a próximas citas.

Esto no ha hecho más que comenzar, pero pinta bien, ¿no?